Oráculo

No ves
que ha pasado el tiempo
y que lo
que no te amé,
lo estoy haciendo ahora.
Te amé
incluso
entre las tormentas
Era como un griego
colgado en la proa,
azotado por los vientos
y los esclavos
No ves
acaso mi oráculo
Amarte hasta
donde se hunden
los barcos,
o hasta donde
estalla una nueva
constelación.
A pasado
el tiempo,
sin embargo,
aún espero
la campanilla
del teléfono
o abro el correo
por si enviaste un email.
Acaso encontraría
con quien comentar
de cine,
hablar de teatro,
leer poetas
desconocidos
o dejar rodar
unas lágrimas
por que aparecieron
cuerpos de detenido-desaparecido.
Tampoco tiene
una vital trascendencia
esto de tener
hijos hermosos.
Esa mujer que ama recuerdos
que nosotros amamos.
O un funero
que pregunta si estuvimos
en las barricadas
o si pusimos bombas
contra el dictador.
No ves que ha
pasado el tiempo.
Aún quiero contigo
un contacto clandestino
que sepas la contraseña
además un lugar alternativo
por si alguno
no llega a la hora.
Y que traigas
bajo el brazo
los poemas de Evtushenko,
una falda anaranjada
con flores verdes,
tipo campana.
No ves como ha
pasado el tiempo.
Y los momentos
que no te amé
quiero amarlos ahora.
Hoy día
conseguí una casa
para reunirnos.
Si sobre el balcón y
cuelga un ramo
de claveles rojos
es que estoy
esperando.
Si los claveles son blancos
no te preocupes amor
el dictador
se está muriendo.
No ves que
tiempos han pasado.
Te propongo
esta noche
retomar
las proclamas.
Te parece tomarnos
la red,
crear un nuevo sitio
con consignas.
Escribir de amor
como una locura
de otros tiempos.
En una de esas
iniciamos una nueva utopía.
Un compendio anexo
al Capital.
No ves como ha pasado
el tiempo
y aún hay quienes
no se han amado
como ayer nos amábamos.
Pretendo seguir mi oráculo.
Hasta puede
que como en la revolución
te ame hasta la muerte.